Sus genes contienen las instrucciones básicas para que su cuerpo crezca y funcione, pero están lejos de ser lo único que controla sus rasgos. La mayoría de los rasgos están formados tanto por los genes de una persona como por factores ambientales. Los factores ambientales incluyen todo lo que está fuera del ADN que afecta tus rasgos. Son muy amplios y pueden influir en ti de muchas maneras, ya sea solos o en combinación con los genes. Esta actividad explora solo un puñado de los factores ambientales casi ilimitados que contribuyen a la combinación única de rasgos, salud e identidad de cada persona.
Los factores ambientales interactúan con los genes
Como si los 3 mil millones de bases que componen el genoma humano no fueran lo suficientemente complejos, los factores ambientales son prácticamente ilimitados. Esto significa que hay infinitas combinaciones de genes y factores ambientales que contribuyen a la combinación única de rasgos, salud e identidad de cada persona.
Los factores ambientales a menudo influyen en los rasgos independientemente de los genes. Pero no siempre. A veces, el entorno cambia un gen, ya sea su secuencia de ADN o su nivel de actividad. Cualquiera de estos efectos puede cambiar las proteínas que se fabrican a partir de un gen, lo que a su vez afecta los rasgos.
Algunos factores ambientales dañinos pueden cambiar la secuencia de nucleótidos de un gen. Por ejemplo, la radiación ultravioleta puede romper cadenas de ADN. Ciertos químicos, como los del plástico o el humo del cigarrillo, cambian el comportamiento químico de las bases de ADN, lo que puede causar que una base de ADN sustituya a otra. Y cuando un virus infecta una célula, copia su propio material genético directamente en el del huésped, a veces justo en medio de un gen. Si una célula acumula demasiados de estos cambios, puede convertirse en cáncer.
Los factores ambientales también pueden cambiar el epigenoma, las etiquetas químicas adheridas al ADN. Estas etiquetas hacen que ciertos genes se activen más o menos, ajustando la cantidad de proteína que se produce a partir de ellos. La dieta, las toxinas, el estrés e incluso la actividad física cambian el epigenoma. Estos tipos de cambios ayudan al cuerpo a adaptarse a lo que sucede dentro y alrededor de él.
Los factores ambientales se influyen unos a otros
Los factores ambientales se juntan en muchas combinaciones diferentes y, a menudo, se influyen entre sí. Imagina a una persona con un trabajo de alta presión. Pueden tener altos niveles de hormonas del estrés y poco tiempo para comer comidas saludables. Juntos, estos factores pueden aumentar el riesgo de enfermedades complejas. Pero, tal vez esa misma persona tenga una comunidad fuerte que le ayude a sobrellevar el estrés, y vive en una ciudad donde camina mucho. Estos factores ambientales podrían contrarrestar algunos de los negativos. Este es sólo uno de muchos ejemplos. Las interacciones entre los factores ambientales pueden ser bastante complejas.
Puede controlar su entorno...
Podemos controlar algunos factores ambientales, como la dieta, la exposición al sol y el ejercicio, a través de nuestro comportamiento. Pero al igual que con nuestros genes, hay muchos factores ambientales que no podemos cambiar.
El lugar donde vivimos trae consigo muchos factores ambientales. El tipo de clima que tiene un lugar, y si es rural, urbano o algo intermedio, influye en nuestros rasgos. Factores como los alérgenos, la calidad del aire y la calidad del agua tienen poderosas influencias. El lugar donde vive una persona también influye en su acceso a los alimentos, los recursos recreativos, el transporte, el apoyo social, el entorno laboral y escolar y la atención médica.
A veces, incluso un factor ambiental temporal puede tener un efecto duradero en los rasgos. Las primeras experiencias sociales moldean nuestra personalidad. La exposición breve a una toxina o enfermedad puede tener efectos de por vida. Ser diagnosticado temporalmente con presión arterial alta podría conducir a cambios de comportamiento. Incluso los factores ambientales anteriores al nacimiento pueden cambiar los rasgos a largo plazo.
Al final, es una mezcla de cosas que podemos y no podemos controlar lo que determina nuestros rasgos. Por ejemplo, no podemos controlar el riesgo de enfermedad cardíaca que proviene de los genes, ni de factores ambientales como la edad y el sexo. Pero estos factores no determinan nuestro destino.
Nuestra realidad es que vivimos en un mundo donde el agotamiento de los recursos, la contaminación, la pérdida de biodiversidad, la desertificación, entre otros muchos problemas, necesitan de una actuación inmediata, tras años actuando sin tener en cuenta la protección y gestión medioambiental.
Afortunadamente, la sociedad está cada vez más concienciada con la sostenibilidad y la protección medioambiental, y por tanto, cada vez es mayor el número de empresas que reconocen tener la necesidad de una visión interna y eficaz sobre el medio ambiente. Empresas, organizaciones e instituciones deben cumplir con estos patrones debido a la producción interna, la legislación vigente y a la opinión pública.
Por ello, el Centro Europeo de Postgrado (CEUPE) imparte la Maestría en Gestión Medioambiental busca unir estas necesidades de protección medio ambiental a la gestión empresarial. La información que el conocimiento sobre el medio ambiente suministra a la empresa es necesaria y de gran utilidad para la toma de decisiones de empresarios e instituciones.
La Maestría en Gestión Medioambiental prepara al alumno para ser capaz de implantar y desarrollar sistemas de gestión del medio ambiente, reducir y evaluar el impacto de la propia organización en el medio, realizar auditorías e interpretar las reglas y normas (ISO 14001), todo ello con un enfoque práctico, basado en casos reales de empresa.
Comentarios